El Marpi de Guardo era punto de encuentro de la gente joven

 

«Me inculcaron muy buenos valores en casa, sobre todo mi papá», subraya, al tiempo que recuerda que tanto a ella como su hermana les hizo respetar a los más necesitados y vulnerables…Entre aquellas enseñanzas y ejemplos creció Lali Pinilla, asumiendo como si fuera una parte de su propia naturaleza, la inclinación a ayudar a la gente y a colaborar con todas las causas que considerase justas…Y como nuestra protagonista no sabía estar mano sobre mano, pronto montó su negocio, la taberna Marpi, de la que conserva magníficos recuerdos, numerosas anécdotas, cientos de amistades y un enorme poso de afectos. También muchas horas de trabajo salpimentadas con buenas dosis de generosidad….»

👉 Diario Palentino